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Un tren de pasajeros sufre un accidente y, aunque no hay heridos graves, los pasajeros deben permanecer durante una noche en un hotel del tranquilo pueblo del norte donde ha sucedido el suceso.
Entre los pasajeros se encuentra un Marqués que busca desde hace años a su amada, una Condesa con la que pensaba casarse. Y junto a él están dos mujeres tía y sobrina y el prometido de esta última. Además, una pareja de tortolitos, de recién casados.
Lo que nadie sabe es que la Condesa vive en su mansión, a las afueras del pueblo, y el más joven, dando una vuelta por el pueblo, la conocerá y se enamorará de ella apasionadamente.
Mi opinión:
"- La amistad entre un hombre y una mujer es una de las cosas más bellas del mundo, pero también de las más tristes.
- ¿Por qué?
- Porque quita espacio al amor".
Entretenida película española dirigida con oficio por Luis Marquina, que vista hoy en día (7-8-8) puede resultar ajada dada la manera de narrarse los acontecimientos.
Para comenzar, los diálogos suenan, aún en boca de estimables intérpretes, demasiado literarios, muy afectados y solemnes, con graves sentencias sobre la vida, el amor y la muerte. Son diálogos poco naturales, aún asintiendo en su belleza.
Los intérpretes, ya digo, están bien, con Fernando Fernán Gómez como intérprete de reparto, todavía no era la gran estrella que más tarde llegó a ser, y con protagonismo de dos actores bien distintos, Mariano Asquerino, sobrio y austero, convincente en su papel, y un Carlos Muñoz muy afectado en sus palabras y gestos.
Por su parte, Paola Bárbara, está bellísima y dota a su papel de la melancolía y romanticismo que se requería.
La película dura poco, apenas 75' y no deja mal sabor de boca, aunque repito, vista hoy en día resulta ya algo avejentada, aunque no exenta de atractivos.
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